sábado, 14 de septiembre de 2013

LOS DESAFÍOS POST-MODERNOS PARA EL TRABAJO SOCIAL

UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE TRABAJO SOCIAL




Profa. Miguelina Montiel
Coord. de Prácticas Profesionales
29 de Enero-02 de Febrero de 2008.
Valencia. Edo Carabobo





La problemática social en lo s tiempos actuales y futuros,  así como la formas de abordarla, asume una complejidad de tal magnitud, que sitúa al trabajo social en un horizonte donde el reto marca la pauta.

Es conocido por todos que con la supremacía del trabajo muerto ante la preeminencia de las transacciones financieras sobre la actividad productiva, el mercado laboral sufre un proceso de reestructuración a partir de la reorganización de la economía mundial, minimizando cada vez mas sus posibilidades como ente oferente de empleo, en consecuencia, la puerta de entrada de la mano de obra al precitado mercado se hace cada vez mas estrecha.

Simultáneamente en la medida que se limita la calidad empleadora, se expulsa una considerable masa de trabajadores cuyo lugar como mano de obra activa estuvo temporalmente asegurada.

Dada la complejidad del espacio sociolaboral podemos aproximarnos desde lo social, sin pretensión de subvertir los saberes, la plataforma legal y el manejo jurídico del área, a una clasificación osada y novedosa de la población trabajadora.

En el entendido de que el término económicamente activa, si bien en el plano de lo  formal-establecido, responde a ciertos standares aceptados, en el plano de la informalidad pierde su secularidad, debido a que dicha noción  cada vez cobra mayor  validez para representar la lógica  de la dinámica social de las mayorías por su semejanza con la realidad de sus vivencias.
El trabajador o trabajadora comprende no solo al contingente poblacional cuyas edades lo tipifican en el rango con suficiente vigor y energía para acreditarlo como fuerza laboral económicamente activa, sino que agrega a niños, niñas y adolescentes, adultos y personas de la tercera edad, de sexo  femenino o masculino, que independientemente de la edad, fuerza o condición física, realizan ciertas actividades para obtener dinero y poder así satisfacer en la medida de las posibilidades sus necesidades, y que en algunos casos  obtienen nada más lo necesario para sobrevivir.

Partiendo de estas premisas,  la clasificación  parte del vínculo que establece esta población con el mercado laboral y las características contractuales de dicho mercado.

            1.-       Los sobrevivientes del mercado laboral regulado: constituye este grupo los obreros/empleados cuya relación laboral esta regida por reglas tradicionales, a saber: aquellos que conforman las nominas de entes públicos y/o privados amparados por contratación colectiva, gozan de los beneficios contractuales contemplados en el marco jurídico que reglamenta dicha relación laboral. Caso particular es el del personal domestico, que si bien no esta amparado por contratación colectiva alguna, hoy se le reconocen algunos derechos laborales.

2.-        Los que sobreviven en el mercado laboral formal desregulado: la relación se establece por la vía de contratos a término y el cumplimiento de tareas ocasionales, están desprovistos de cualquier beneficio derivado de la seguridad social.

3.-        Los incorporados a la economía informal: en este rubro es necesario reclasificar:A) Los dueños de las mercancía.  Cumplen funciones de vendedores y a la vez actúan como contratantes de terceros mediante una relación por supuesto desregulada.  B) Los vendedores.  No son dueños de la mercancía y reciben un beneficio económico por el trabajo realizado mediante la relación precitada, es obvio que no están amparados legalmente, por tanto no disfrutan de beneficios enmarcados en la seguridad social. Cabe destacar la complejidad  de este sector , como lo evidencia los diversos y fallidos intentos hechos por el Estado para regularizar su situación.

4.-        Los trabajadores en áreas no tradicionales o emergentes:  en este rubro se indican, en primer lugar, los trabajadores incorporados en actividades cuya naturaleza pone en riesgo la salud, y hasta la vida de los involucrados, implica toda la variedad de los “recogedores” de lata, cartón, de madera y de cualquier otro tipo de desperdicio y de desecho.  Por los riesgos ocupacionales que comportan esperan el pronunciamiento propositivo de los cientístas sociales, de la medicina laboral y de la seguridad industrial, dada la precariedad de las condiciones físico ambiéntales y de seguridad inherentes  a la naturaleza del trabajo.


            En este tipo de oficio la condición infrahumana campea, el trabajo en su connotación “posmoderna”,  asume una nueva dimensión, la co-vulnerabilidad laboral, toda vez que en la ejecución de las tareas que le son propias, los individuas establecen unos nexos relacionales con el entorno de trabajo inmediato en cuya lógica la integridad personal pasa a ser condición no de segundo, si no de último orden.

            En segundo lugar, tenemos otra gama de trabajadores, cuyos oficios son igualmente emergentes, pero tienen un patrón de ejecución menos lesivo, incluye los “llenadores” en las líneas de transporte, los vigilantes de estacionamientos improvisados y los “agentes comunicacionales itinerantes”, entre otras, que bien pudiesen catalogarse dentro del rubro de la informalidad, pero no como vendedores de mercancías, pues en todo caso son prestadores de servicios.

            Tomando en consideración las derivaciones socioculturales de estas nuevas formas que asume la lógica laboral, debemos hacer mención a la subcontradicción implícita en la macro contradicción de la relación capital-trabajo, cuya máxima expresión es,  que a mayor complejidad de la “cuestión social” menor es la capacidad del estado para resolverla,  en pocas palabras, las estrategias aplicadas para la equitativa redistribución de riquezas y para la canalización de las demandas sociales están caducas,
            Las condiciones y la calidad de vida de la población se ve seriamente afectada, por una parte, se acrecienta la pobreza, en el entendido de que sus manifestaciones se conjugan y potencian entre sí, y por la otra, la falta de empleos con ingresos que hagan contrapeso a la inflación, exacerban el fenómeno de la exclusión., a decir de Sonntag, estamos ante una creciente incapacidad de los dispositivos socio-institucionales “normales” para resolver los problemas que surgen. (Sonntag 1999, p. 25).

En este contexto surge  la propuesta del comandante Hugo Rafael Chávez Frías ,  basada en el estado de derecho y justicia social.

Es un Estado orientado a la distribución de la riqueza social, para lo cual, el Estado a la vez que asume el rango de empresario, regula el crecimiento económico y orienta el proceso conforme unos objetivos nacionales trazados en los planes nacionales. Pero además entiende la democracia como ejercicio no solo de derechos políticos, la democracia formal, sino que propicia condiciones para la socialización de la esfera estatal, lo que se expresa en democracia económica y social. (S.N.A. s/f, pag. 33).
           
En el plano de las políticas públicas,  la asistencia por parte del Estado se maximiza cada vez más por el aumento creciente de recursos destinados a estos menesteres, y por el interés en conectar satisfacción de necesidades y respuestas cónsonas con los mundo de vida de la gente

Por otra parte, la trascendencia  de la democracia formal a la democracia sustancial, implica la supremacía de lo social, con el debido rompimiento de los nexos de subordinación a  lo económico

  .Las políticas sociales  se  mantienen en el renglón de la compensación, si bien hay una innovación, encarnada en las misiones, cuyos efectos inmediatos los evidencia el aumento del consumo, al contemplar en varios casos, además de la prestación de servicios, la entrega directa de recursos efectivos, los  impactos en la tan ansiada equidad aún les falta subir parte de la cuesta que representa la burocracia e ineficiencia de las viejas y nuevas instituciones . Se aplican planes como estrategias eminentemente operativas con carácter temporal, se alargan en la práctica y fenecen en el tiempo sin tener un norte definido.
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Haciendo una distinción epistemológica hoy más que nunca cobra vigencia la intervención profesional, en el entendido de que:

            Las políticas diseñadas en las últimas décadas no logran impulsar procesos de transformación estructural que conduzcan al crecimiento de la economía real y al mismo tiempo al mejoramiento de la distribución del ingreso en términos de provisión de empleo mejor remunerado y de prestación de servicios  públicos básicos a niveles dignos para la mayoría de la población. (Del Rosario y otros. 1999, p. 7).

            Es imperativo clasificar la experiencia profesional acumulada y no socializada, urge la profundización de la investigación y la sistematización de experiencia, a la luz del acontecer profesional y de las prácticas generadas en la relación con los sujetos de atención. Hay que destacar que la relación Trabajo Social-población atendida, no debe circunscribirse a la dinámica enmarcada en la lógica institucional derivada de las demandas de la población carenciada. Como se ha descrito a lo largo de la exposición, A pesar de la diversificación de las políticas sociales, de los cuantiosos recursos destinados para atender a la población necesitada y de los avances de la democracia participativa y protagónica, la calidad de vida de las mayorías espera por resultados concretos, materializados en satisfacción real de necesidades, cuyos satisfactores superen la cantidad y alcancen la calidad.  

            Procede entonces, tomar también en consideración la lógica de las relaciones directas, entre Trabajo Social- y los sujetos de la acción profesional, agrupados de acuerdo a necesidades e intereses particulares, traducidas en condiciones que los tipifican como vulnerables y/o excluidos, y que devienen en una heterogeneidad de situaciones en virtud de las multivariadas expresiones de la exclusión:

En términos de relacionamiento de los trabajadores sociales con los actores, no dudamos que éste no puede darse desde la simetría del rol, sino desde el papel mediador, y con la intencionalidad educativa en función de favorecer la realización de aprendizajes por parte de los usuarios, de modo de facilitar la construcción de su actoría social y su protagonismo. (Melano: 2001, p. 164).

Ante las deficiencias para diseñar e instrumentar políticas sociales eficaces y efectivas, la citada población desarrolla sus propias lógicas existenciales, las cuales deben ser estudiadas y potenciadas con criterios de convertibilidad. Operando e interviniendo en la exclusión para superarla y transformarla en inclusión.

            De lo que se trata es de atacar las raíces de esas condiciones denigrantes, para enfrentarlas a través de las estrategias que permitan en el marco de las misiones y otros programas compensatorios y focalizados generar riqueza; así como mecanismos e instrumentos para la producción - distribución equitativa, y a la vez impulsar verdaderas políticas sociales, cuyos cursos de acción hagan escala en el mediano y largo plazo, porque el corto plazo está resuelto con medidas inmediatistas y de corto alcance.

            Es impostergable ampliar la visión y redefinir lo social. Para nadie es un secreto que la desvinculación entre lo económico y  lo social es un  factor fundamental en la ineficiencia de las políticas sociales; pero tampoco es un secreto que la economía como ciencia que se explica en si misma hace tiempo perdió vigencia, de hecho, la realidad latinoamericana lo demuestra, en tanto los modelos de desarrollo centrados en el crecimiento económico han demostrado su incapacidad histórica para enfrentar la pobreza y la inequidad.

            Por otra parte, la pérdida de la capacidad negociadora de los agentes responsables del ejecútese, de dichas políticas, es concomitante con la proliferación de instituciones encargadas de implementar las políticas sociales, lo que ha contribuido  a la degradación y la pérdida de legitimación de lo social.

            El  desafío para el Trabajo Social hoy, pasa precisamente por su contribución al redimensionamiento de lo social, en el marco del estado de derecho y justicia social. El Estado social.

                                                                                                                              Es un enunciado que permite establecer la vinculación de las acciones gubernamentales con los derechos sociales reconocidos formalmente en la Constitución y en los tratados internacionales . Es un concepto jurídico político que define un tipo de Estado, cuya característica es producir la integración dentro de la sociedad, aceptando la pluralidad de actores. (S.N.A, Opus.cit, Pag. 35)

La coyuntura socio-política redimensiona la participación social, la cual es concebida como democrática y protagónica, entendemos el protagonismo, como un proceso dialéctico, cuya práctica conlleva a la transformación de los sujetos una vez activados en el ejercicio de sus acciones, las cuales determinan también la transformación de la realidad en la cual se materializa la acción.

E          El Estado democrático para la mayoría resulta  ineficiente, no porque la democracia como régimen no sirva, sino porque el sistema implementado para operarla y manejarla, no ha asegurado su efectiva realización. Y ante la precariedad y mediatización de la democracia política, se levanta el fantasma de la inviabilizada democracia social y económica. (Bobbio, 1976. Pag.193).

Esta democracia social y económica solo es posible redimensionando lo social, en el caso venezolano, luego de la década perdida en los años 80, en la actualidad la dimensión social ocupa un sitial tan importante como la dimensión política y la dimensión económica  lo que implica su revalorización, con la consecuente amplitud del mercado ocupacional para los Trabajadores y Trabajadoras Sociales, y de la posibilidad de enriquecer las prácticas sociales de los sujetos de nuestra acción.

El verdadero desafío hoy, consiste en aprovechar esta gran oportunidad para contribuir a ese redimensionamiento, con la implicancia política que el circuito de intermediación le confiere a la profesión., es hora de tomar parte proactivamente en la formulación de propuestas, viables y acordes con la efervescencia participativa del momento, y acabar con la práctica tradicional, aún vigente, cuyo formato para la toma decisiones respecto a las acciones resolutivas en lo social corresponde a quienes precisamente, desconocen la materia, con los nocivos efectos en términos de efectividad cualificada.

El presupuesto anterior encierra una reflexión obligatoria respecto al componente ténico- profesional presente en la formulación y ejecución de las políticas sociales. Es evidente que si bien, lo político juega papel preponderante, la clase desfavorecida reclama respuestas contundentes ante los graves problemas que le aquejan: Salud, vivenda, desempleo, inseguridad, entre otros.

Redimensionar lo social hace imperativo redefinir su sentido y significado, porque si bien política y jurídicamente es un hecho el rescate y preeminencia de lo social, en la arena  técnica operativa falta mucho por hacer, a la luz de las mutaciones civilizatorias devenidas a partir del quiebre del Estado de Bienestar y la inoperancia del Estado neoliberal. Es hora de adjudicar al Cesar lo que es del Cesar por las siguientes razones:

·                                                  La aureola de conflictos que ha  teñido la atmósfera societal, cuya génesis está en  las desigualdades sociales, avizoran una nueva lógica civilizatoria, cuyas señales indican, que sin saber aún de que se trata,  el embrión está gestado.

·                                                  Los cambios devenidos por la creciente complejidad de la cuestión social  y la flagrante  incapacidad de las reformas  para resolverla, obliga a concebir y reeditar una sociedad motorizada por el paradigma de la otredad, donde quepan y ejerzan la ciudadanía los unos y los otros, con capacidad  y posibilidad para dar cuenta de que las carencias históricamente determinadas, sean históricamente atendidas y resueltas.

·                                                  El  avance de la técnotrónica, las telecomunicaciones, y de las grandes teorías económicas, desarticulados de lo social, desvanecen tanto el discurso estadocéntrico, como el discurso  mercadocéntrico, profetas de una nueva lógica relacional societal, soportada sobre la igualdad y/o libertad, equidad, justicia, corresponsabilidad y participación, con la consecuente pérdida de credibilidad en los líderes políticos de ambas tendencias.

·                                                  Por último, y a conciencia de que la realidad y la imaginación son semilleros para mencionar otras razones, los esfuerzos hechos desde la ciencia social para ofrecer mecanismos y satisfactores para  resolver los problemas que afectan a la población, serán cada vez más ineficaces,  mientras las oportunidades estén a la orden del consumo, pero no en el plano de las condiciones para producir, distribuir y adquirir los bienes , de tal forma que los ingresos de las mayorías  se sitúen en un nivel que garantice la consumación de la ciudadanía, a través del ejercicio de los derechos por la vía de los  hechos concretos relativos a la ampliación de la cobertura, el aumento en la calidad de los servicios, la ingerencia directa de  la gente en la satisfacción de las necesidades, y el cambio cultural desde el Estado y de la gente sobre el enfoque  de la participación, para que el antivalor del clientelismo sea sustituido por el  valor de la corresponsabilidad entre políticos y ciudadanos.

Sin pretensiones de autosuficiencia, y en el entendido de que la ciencia social la integran diversas disciplinas, por ser los y las  trabajadores (as) sociales los profesionales con un accionar directo y permanente en el rompeolas de la atención a lo social, al articularnos con los sujetos de atención por la vía de la intervención-acción, a medida que recojamos la experiencia que estos nuevos procesos deparan , podemos estar en la cresta de la ola, y ofrecer productos acabados con el valor agregado que ofrece la vinculación con los oferentes y con los demandantes.

Se debe significar que los demandantes tienen hoy día ingerencia directa en la gestión pública, y en forma más expedita en el contexto local, mediante los mecanismos y espacios que la Constitución de la República Bolivariana le ofrece, y la trayectoria de lucha y empoderamiento de las responsabilidades y atribuciones que el Estado social le confiere,  en consecuencia, los espacios institucionales así como las prácticas de las comunidades conforman un prado con distintas especies que requieren ser regadas con nuestra labor  para que den sus frutos, con menos tropiezos y mayor alcance, en un escenario donde el dialogo de saberes, dé la pauta, todo ello propiciado por el circuito de intermediación.

Debe quedar claro que en dicho circuito ocupamos el lugar del centro querámoslo o no . Es una combinación estructural y no una opción ideológica o una definición política (García.1998.Pag. 35)

Esta condición implica que el desempeño profesional independientemente de posturas ideopolíticas debe responder a la satisfacción de las demandas y necesidades, y al mismo tiempo definir y ejecutar programas enmarcados en la filosofía institucional.

   El trabajo Social no se desenvuelve como práctica profesional, en una comunidad de intereses cohesionada por la doctrina como código común, ni se ubica en calidad de creyente o servidor comprometido, sino como un trabajador asalariado de una institución que tiene objetivos precisos, e incluye al Trabajador Social como un especialista que puede intervenir en el tratamiento del problema social. (Ibidem. Pag.36).

            Este planteamiento es clave en la coyuntura actual del país, por el clima de enfrentamiento político. La pérdida de la consulta para reformar  la Constitución,, durante el mes de Diciembre, coloca a las instituciones en un proceso de revisión, rectificación y reflexión, tal como lo planteo el presidente.

   Los Trabajadores Sociales debemos contribuir para que se dé un proceso que trascienda la simple búsqueda de las causas que propiciaron la derrota, y arribe a conclusiones que permitan una revisión profunda de la definición e instrumentación de las políticas sociales, tomando en consideración los intersticios que obstaculizan un real sistema de poder que modifique sustancialmente las relaciones entre el Estado y las fuerzas sociales, se trata de que realmente el pueblo tenga y haga uso del poder, sin que sea mediatizado por la propia fuerza política que teórica, instrumental y jurídicamente se lo atribuye

  No hay que olvidar que los intereses de Tirios y Troyanos tienen vida propia y su organicidad existe más allá de las fronteras limítrofes de la profesión. Se hace necesario considerar la dimensión técnico-política del acontecer y resolución de los problemas sociales, así como también del factor ideológico de  las políticas sociales. Si el objetivo final del Trabajo Social es contribuir a elevar la calidad de vida de los sectores afectados por los efectos de las características que reviste actualmente la contradicción capital-trabajo, mediante la modificación de las variables que inciden negativamente en las condiciones que caracterizan y transcurre la existencia de las mayorías, el ejercicio profesional no puede llevarse a cabo ilusamente, se requiere manejar la racionalidad política y la racionalidad técnica porque las transformaciones a la cual se debe la profesión , comportan acciones e intereses políticos, de allí la necesidad de manejar destrezas negociadoras, de liderazgo y de inteligencia emocional, que faciliten el establecimiento de alianzas, sin las cuales la viabilidad de las políticas sociales se torna irreal.

   Los destinatarios sujetos de la acción profesional esperan y merecen competencias, lucidez y acciones que redunden en la canalización  y superación de las situaciones vivenciadas, sin distingo de su condición política.

BIBLIOGRAFÍA

-                                 Bobbio, Norberto. La teoría de las formas de gobierno en la historia del pensamiento político. Fondo de Cultura Económica., 1976

Del Rosario, Helia. Ruptura de la Política Social Estadocéntrica. Revista Nueva Sociedad, S/N. Caracas, 1996

García S. Susana. Especificidad y Rol en Trabajo Social. Curriculo-Saber-Formación. Lumen/Hvmanitas. Buenos Aires, 1998

 Melano, María Cristina. Un trabajo Social para los Nuevos Tiempos. Lumen/Hv,anitas. Buenos Aires, 2001

Servicio Autónomo Sistema Nacional de Adiestramiento. Formación para el Fortalecimiento de las Relaciones Estado-Sociedad en el Nuevo Marco Constituciona. S/F. Caracas.     




            

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