lunes, 12 de agosto de 2013

Hacia una educación sexual holística en trabajo social.


Dra Xiomeli Cordero Rodríguez[1] y MgS. Xiomara Rodríguez de Cordero[2].

Usualmente profesionales del trabajo social y otras disciplinas del área social en Venezuela nos tropezamos con situaciones relacionadas con la sexualidad de las personas ante las cuales no tenemos los elementos suficientes para poder orientarlas. Reflexionando sobre esta situación y con el objetivo de proponer un programa formativo en el área sexual para profesionales del Trabajo Social y otras disciplinas, realizamos un estudio documental a prácticas de educación sexual considerando su contexto socio-histórico. Como resultado encontramos evidencias de un sentido tradicional que alimenta dichas prácticas privilegiando una vertiente meramente informativa. Tales evidencias nos llevan a la búsqueda de nuevos referentes para estas prácticas educativas, entre los cuales nos proponemos examinar el paradigma de la educación holística. Son claves en este examen algunos principios del pensamiento holístico aplicables a la educación sexual, los cuales presentamos como alternativa que le dé sentido a un programa de educación sexual a ser aplicado posteriormente. Estos principios son: continuidad, expresada en la secuencia holológica de los comportamientos sexuales a través de la vida de las personas;  integralidad, referida al carácter, multidimensional de la sexualidad, inherente a nuestro ser total que trasciende lo biológico, lo mecánico valorando las relaciones sociales; y, por último,  autoresponsabilidad, enunciada en el  derecho de las personas a ser protagonistas de su propia educación sexual.
Palabras Clave: Educación sexual, educación holística, trabajo social.

Introducción
En la práctica del Trabajo Social y otras disciplinas del área social es habitual encontrar un conjunto de situaciones relacionadas con la sexualidad de las personas, en el seno de familias y comunidades, frente a las cuales frecuentemente se requieren procesos formativos para orientar tales situaciones.
Nuestra intención es realizar una revisión de las experiencias en materia de educación sexual en Venezuela considerando su contexto socio-histórico. Los resultados encontrados nos llevan a la búsqueda de nuevos referentes para estas prácticas educativas, entre los cuales nos proponemos examinar el paradigma de la educación holística. Son claves en este examen algunos principios del pensamiento holístico aplicables a la educación sexual, los cuales presentamos como alternativa que le dé sentido a un programa de educación sexual a ser aplicado posteriormente.
Algunas ideas sobre sexualidad y sexología.
La sexualidad es una parte orgánica del lenguaje de la vida, de su creación y recreación inagotables, del ser y devenir de la especie humana, de cada hombre y mujer dotados de estructuras anatómicas y de posibilidades fisiológicas para realizar una función sexual, está ligada al placer, al descubrimiento, al desarrollo personal, a lo interaccional, a lo lúdico, a lo comunicacional, a lo nuevo, a la magia, a la belleza, a la naturaleza, a la creación, a la salud, al amor (Castellanos y González, 1996).
No obstante, la sexualidad ha estado rodeada de desinformación, mitos y tabúes los cuales abordados desde una perspectiva crítica implican un conjunto de significados que inundan los discursos sexuales actuando como dispositivos de control sobre las personas mediante formas de imposición sobre sus posibilidades corporales (Foucault, 1993).
En consecuencia, podemos entender que la sexualidad está definida socialmente por un conjunto de reglas y normas, encargadas de dar sentido y valor al comportamiento de las personas a sus deberes, placeres, sueños, sentimientos y sensaciones.
Estos aspectos orgánicos y sociales contenidos en las expresiones sexuales han sido objeto de reciente exploración sistemática generando la aparición de una disciplina científica denominada sexología dedicada a comprender el funcionamiento sexual su anatomía, fisiología y su compleja dinámica psico-social.
Los avances obtenidos en el terreno sexológico han aportado un conjunto de saberes acerca del sexo haciendo posible el desencadenamiento de procesos educativos orientados a superar falsas creencias sexuales, sin embargo, aún hoy se mantienen mitos y tabúes que predominan en tales procesos obstaculizando el pleno desarrollo humano en esta área.
Hoy en día las transformaciones observadas, tanto en el escenario político como en el desenvolvimiento de las ciencias sociales proporcionan elementos para pensar en alternativas novedosas con la finalidad de promover propuestas de cambio en los procesos de educación sexual en Venezuela, por tal motivo, hemos iniciado una búsqueda de nuevos referentes para la educación sexual en la sociedad venezolana resaltando los aportes de la perspectiva holística en educación.
     Hacia una comprensión socio histórica de la Educación Sexual
Al igual que otras prácticas sociales, la educación sexual puede encontrar su significación en la complejidad de las relaciones sociales en las que tiene lugar, por lo tanto, su desarrollo se corresponde con las representaciones que, en materia sexual, constituyen el imaginario social como referencia conceptual y fundamento motivacional de su estructuración.
En este sentido, es posible identificar diversas concepciones según sean las premisas y criterios que se manejen sobre la vida sexual. Desde tradicionales orientaciones, alimentadas  por mitos y tabúes sexuales ancestrales, hasta enfoques contemporáneos asociados al desarrollo de la sexología, como disciplina científica.  
Según Castellanos y González (1996), las corrientes tradicionales se desarrollaron en las denominadas sociedades patriarcales, donde los moralismos y estereotipos sexuales promovieron prácticas educativas basadas en el temor, el secreto, la prohibición y el castigo para evitar conductas apartadas del modelo coital con fines reproductivos.
En consecuencia, los principales representantes de esta corriente, entre los que se encuentra el psiquiatra alemán Krafft Ebing (1840-1902), influenciados por los preceptos morales y valores tradicionales, explican el papel reproductor sobre la base de las diferencias anatómicas entre hombres y mujeres. Cualquier manifestación sexual que se salga de esta pauta, es considerada el origen de diversas patologías causantes de conductas criminales.
Dentro de esta misma línea se desarrollan los trabajos del psiquiatra austriaco Sigmund Freud (1856 – 1939), quien dedica parte de sus esfuerzos a fundamentar, como los trastornos sexuales en la infancia son la causa fundamental de las neurosis, pero a diferencia de Krafft Ebing, no sugiere sanciones sino la aplicación de un tratamiento para atender tales trastornos.
Por el contrario, Havelock Ellis (1859 - 1939), médico y educador inglés, considerado el precursor de la sexología contemporánea (Castellanos y González, 1996), desarrolla concepciones con las que se enfrenta a las tradiciones de la época afirmando, la existencia de una sexualidad sana vinculada a la búsqueda de placer sin propósitos reproductivos.
Los aportes de Ellis, conocidos a través de su obra “Estudios de psicología sexual” publicada en siete tomos, permitieron formular una crítica a la educación sexual tradicional orientada por el modelo reproductivo contribuyendo a promover nuevas investigaciones con respecto a la sexualidad en diversas ramas del saber. 
En este sentido, resaltan los estudios efectuados por antropólogos como Malinowski (1884 – 1942), Margaret Mead (1901-78) quienes, por separado en diferentes comunidades primitivas, demostraron que la mayoría de las conductas sexuales son el resultado de aspectos socioculturales y no el producto de las diferencias anatómicas entre hombre y mujer, tal como se afirmaba en el discurso moderno de las sociedades patriarcales.
De igual forma, destacan los aportes del biólogo y psicólogo  Alfred Kinsey (1894 – 1956) con sus obras Conducta sexual del hombre (1948) y  Conducta sexual de la mujer (1953) que, basadas en las declaraciones de las propias personas, estuvieron dedicadas a mostrar la diversidad de comportamientos sexuales en hombres y mujeres estadounidenses desde la pubertad hasta la senectud.
Estas dos publicaciones de Kinsey, convulsionaron el imaginario que hasta ese momento se tenía sobre la vida sexual, al revelar temas controversiales como la capacidad de disfrute de la mujer a la par o más que el hombre debido a la existencia de orgasmos femeninos múltiples, la frecuencia de las relaciones pre y extramatrimoniales, de la masturbación, de las conductas homosexuales incidentales o permanentes.
En este contexto de controversia, sobresalen las investigaciones de William Masters (1915–2001) y Virginia Johnson (1925 - ), concentrada en su obra Comportamiento Sexual Humano, un tratado sobre fenómenos de la vida sexual donde estos autores describen la respuesta sexual femenina y masculina de personas de diversas edades y orientaciones sexuales sometidas a condiciones de laboratorio reportando, consecuentemente una nueva forma de tratar las disfunciones sexuales aplicable a personas considerando la heterogeneidad de orientaciones sexuales existentes.
Los aportes de los investigadores señalados, plantearon una polémica para el desarrollo de la educación sexual con respecto a la comprensión de los factores causales de la diversidad sexual hallándose posiciones que se han considerando antagónicas. De este modo, se encuentran los enfoques que dan explicaciones biológicas o naturalistas, los que defienden el papel de lo socio-cultural en la conformación de las conductas sexuales y, también, aquellos dedicados a los aspectos psicológicos involucrados en las expresiones sexuales.
Frente a esta polémica, que defiende posiciones unilaterales, se sitúan también criterios integracionistas. En este orden se distinguen los estudios de genero, en niños y adolescentes con malformaciones congénitas en sus genitales internos y externos, llevados a cabo por el Sexólogo y Psiconeuroendocrinólogo John Money (1947 – 2006) quien logro, junto a sus colaboradores, establecer postulados teóricos que explican la formación y desarrollo de la sexualidad a partir de elementos biológicos, psicológicos y sociales.
En resumen, las concepciones planteadas por todos los autores nombrados y, posteriormente, el desarrollo de sus tesis han contribuido a la conformación de diferentes tendencias en educación sexual, contando desde un enfoque tradicional, basado en la idea de la vida sexual con un propósito exclusivamente reproductivo, hasta prácticas educativas centradas en informar sobre diversos aspectos relativos a la diversidad de orientaciones sexuales.
Al respecto, el cúmulo de saberes aportados por la sexología como ciencia, aún cuando ha brindado respuestas a problemas planteados en esta área del ser humano, también ha contribuido a inclinar las prácticas de educación sexual hacia una función informativa.
Cono lo señalan Lugones y otros (1999), la educación sexual no es sólo informativa, sino también formativa, en su desenvolvimiento confluyen experiencias, conocimientos, actitudes, creencias y representaciones. Por cuanto, forma parte de la educación integral del individuo, no es ajena al desarrollo de su personalidad.
Siguiendo con estos autores, no Implica sólo la instrucción, o la información en el plano del conocimiento o saber de las relaciones sexuales o el comportamiento fisiológico de los órganos genitales; porque la educación sexual se dirige al comportamiento del ser humano, n una enseñanza para el amor y la ternura componentes importantes de la sexualidad.
Hoy en día se requieren propuestas integradoras que conciban la sexualidad de las personas en su relación de pareja, familiar y social; del mismo modo que vinculen los diferentes elementos de la educación sexual, es probable que en los aportes de la educación holística se encuentren los postulados necesarios para lograr este cometido (Parra y Hernández, 1995). 
     Acerca de la educación sexual en Venezuela
Algunos esfuerzos por ocuparse de la educación sexual en Venezuela, han estado encaminados a confrontar la desinformación sobre este tema y, también como respuesta que permita la prevención de graves problemas de salud pública vinculados con infecciones de transmisión sexual, especialmente lo relacionado con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), abortos, y embarazos en adolescentes, entre otros.
Inicialmente Organizaciones no Gubernamentales, tales como: la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (AVESA), Asociación Venezolana de Orientación familiar y Sexual (AVOFYS), la Sociedad Venezolana de Sexología Médica (SVSM), la Sociedad Venezolana de Psicología Sexológica (SOVEPSEX), la Sociedad Venezolana de Orientadores en Sexología (SOVOS), entre otras se ocuparon de promover y desarrollar programas de educación sexual de carácter informativo y formativo en su mayoría en niveles no escolarizados de la población venezolana (Hernández, 1995).
Igualmente en los planes y programas del Ministerio de Sanidad hoy Ministerio del poder popular para la salud se ha contemplado en los Centros de Salud, ambulatorios y hospitalarios el diseño y ejecución de programas de información sexual, dirigidos a mujeres embarazadas y sobre todo adolescentes atendidas en tales instituciones, a través de charlas y talleres dedicados a brindar información científica sobre aspectos anatómicos y fisiológicos de la sexualidad humana. 
También el Ministerio de Educación, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, se ha ocupado de esta materia, al incluir la educación sexual como componente de la Educación Básica en asignaturas como Educación para la Salud.
Según Ramírez (1998), los temas tratados, en esta asignatura, varían según se trate del período en el cual se encuentren los estudiantes de la etapa 1ª, 2ª o 3ª, que corresponda con sus propias necesidades de información, ya sean niños o adolescentes.
En la 1º etapa, correspondiente a los tres primeros años de la Educación Básica, la información sexual está centrada en proporcionar a los niños los elementos que configuren su identidad, así como, preservar su salud física y mental.
En la segunda, específicamente en el sexto grado, los temas que se desarrollan están relacionados con el período de la adolescencia, específicamente los cambios corporales que corresponden con este período de transición.
Por último, en el octavo grado, perteneciente a la tercera etapa, los objetivos tratados por la asignatura Educación para la Salud están referidos a: órganos reproductivos, métodos anticonceptivos, enfermedades de Transmisión sexual, aborto y función sexual.
Un denominador común en todas estas iniciativas gubernamentales y no gubernamentales que han estado dedicadas al fomento de la educación sexual, ha sido el predominio de la labor informativa, esto es, la transmisión de información dirigida al plano intelectual, al conocimiento.
En este sentido, es conveniente aclarar que la información sexual se diferencia de la educación sexual porque esta última permite llegar a la comprensión y significación del sentido de la sexualidad, involucra una reflexión sobre las consecuencias e implicaciones de su accionar (Ramírez, 1998).
A esta discusión se unen los aportes de diversos investigadores venezolanos como:
Felipe Carrera Damas, quien entre los años 1986 – 89 publicó tres manuales de educación sexual, como complemento teórico dirigido a orientar a los docentes de la primera, segunda y tercera etapa de Educación Básica, sobre la información científica necesaria para cumplir con los objetivos exigidos en el Programa de Educación para la Salud (Ramírez, 1998).
Fernando Bianco, quien desde 1972 hasta la actualidad desarrolla una labor formativa y de investigación científica en el área de la sexología, a través del Centro de Investigaciones Psiquiatritas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela. Su labor se ha concretado en la creación y funcionamiento de dos programas de postgrado a nivel de Maestría, uno en Sexología Médica y el otro en Orientación en Sexología; igualmente, en la edición y publicación de diversos libros y revistas sobre este tema.
Rubén Hernández y Aminta Parra, quienes desde 1978 hasta la fecha, desarrollan un evento que se ha denominado Simposium Internacional de Educación Sexual, del cual hasta la fecha se han efectuado quince simposios y se encuentra en preparación el número XVI, dedicado a tratar el comportamiento sexual en sus dimensiones biológicas, psicológicas, socioculturales, espirituales, religiosas, éticas, económicas y políticas entre otras en la búsqueda de una explicación científica y humanística de la sexualidad.            
Estos investigadores de la educación sexual en Venezuela cada uno desde su perspectiva de investigación coinciden en plantear, como las proposiciones de educación sexual surgen desvinculadas a la realidad de la población, copiando modelos de programas que han probado ser efectivos o no fuera de estas latitudes articulando esfuerzos de carácter informativo.
En este sentido, la tendencia ha mostrado programas restringidos a la prevención de enfermedades de transmisión sexual y/o planificación familiar, sin considerar otros elementos que interactúan dinámicamente en la sexualidad del ser humano a lo largo de su ciclo vital.
Específicamente en el ámbito de la formación universitaria en Trabajo Social, el tema de educación sexual sigue la misma tendencia informativa observada en general. Además las unidades curriculares dedicadas a esta materia han sido en su mayoría asignaturas electivas.
En síntesis, aún cuando se han hecho avances en el área, la educación sexual, ha estado dirigida en Venezuela, por iniciativas muchas veces aisladas, enmarcadas en programas informativos, preventivos, de asesoramiento y otros formativos en los cuales su impacto, alcance, permanencia y pertinencia son variados y limitados en función a continuidad.
Aunado a lo anterior, el giro radical en la política venezolana desde 1999 cuando se asume una visión integral de la salud, plantea la necesidad de reflexionar desde diversas la perspectiva de la educación holística algunos elementos que permitan esbozar alternativas orientadoras de educación sexual.
     El paradigma holístico en educación
El término holismo fue divulgada por el sudafricano Jan Smuts (1870 – 1950), es una palabra proveniente del griego holos, que significa todo, entero. En este sentido, el paradigma holístico conceptualiza la realidad como un todo con una visión integral.
Según Nava (1999), el advenimiento de la orientación holística en la educación constituye un movimiento heterogéneo, integrado por diferentes propuestas entre las que concurren principalmente tres perspectivas: la primera encarnada por la filosofía perenne fundamentada por el poeta inglés Aldous Huxley (1894-1963).
Continuando con Nava (1999), la segunda de las tres perspectivas está representada por los desarrollos de la llamada nueva ciencia representada por los trabajos de Karl Pribram sobre el paradigma holográfico, así como la  teoría de la totalidad y el orden de David Bhom. La tercera estaría presente a través de los aportes en el campo de la pedagogía por autores que como Montesori propugnan por el respeto a la autonomía y la autoresponsabilidad.
En este orden de ideas, la educación holística puede ser concebida como una continuidad, al reconocer la ilación antropológica que entraña el desarrollo creativo del ser humano, también como proceso de integralidad que supera la visión fragmentaria del conocer y, sobre todo como acto de autoresponsabilidad, basado en la toma de decisión de asumir disciplinadamente la tarea de educarse a sí mismo (Barrera, 2004).
De acuerdo con este autor, los principios fundamentales de educación holística son: Cotinuidad, Integralidad y Autoresponsabilidad
°   Continuidad.
Desde el que se concibe la educación en su continuidad, sustentando la actividad en el aquí y el ahora, sin abandonar el sentido de proyección y trascendencia que implica el vivir de cada quien, inserto en el espacio y el tiempo que le corresponde, en el devenir de la humanidad con su dimensión histórica y trascendente.
Para acceder a la comprensión de esta continuidad en el devenir humano, Barrera (2004), plantea los principios de progresión y de simultaneidad, que implican respectivamente reconocer el ser en su acontecer, y la expresión de la vivencia vivida según el momento histórico incluyendo tanto el tiempo presente como los tiempos pasado y futuro.
A tal efecto, existe una semejanza entre la secuencia de la didáctica holística con el proceso de adquisición del conocimiento expresado en el Ciclo Holístico de la didáctica y del aprendizaje (Barrera, 2004). En este ciclo los momentos de explorar, describir, analizar, comparar, explicar, predecir, proyectar, modificar, confirmar y evaluar suceden en todo momento pero cada uno corresponde a un momento específico de la actividad educativa.
En su concepción tradicional, la educación sexual mantiene una versión mecanicista y generacional, a partir de la cual, se atiende a cada quien según el momento que le corresponde vivir en desconexión con sus experiencias pasadas, presentes y futuras.
Tal secuencia mecanicista es contradictoria con el proceso permanente de la vida sexual que cada quien vive, desde la hologogía, por el contrario se devela la continuidad de la vida, propugnando la formación permanente con proyección y trascendencia sin descuidar el aquí y el ahora de las distintas edades. 
Una concepción holológica debe considerar una secuencia educativa que comprenda la sexualidad humana en su percepción mas amplia, capaz de atender a cada quien en su realidad actual, según su edad pero también, como ser en evolución constante con pasado, presente y futuro.
Para Barrera (2001)         La sucesión holológica en educación sexual sugiere las mismas secuencias de la educación holística, a saber: Alfa (Seal); Beta (Sebe); Gamma (Segam); Delta (Sedel); Sigma (Sesig); y Omega  (Seom).
La secuencia es la siguiente tal como lo plantea este autor:
Secuencia Alfa (Seal): Abarca desde antes de nacer hasta el primer año de vida, corresponde desde las vivencias del encuentro de la pareja, el momento de la concepción, el proceso de embarazo, la preparación para el parto, la actividad familiar ante la llegada de un nuevo ser, seguimiento hasta el primer año.
Secuencia Beta (Sebe): Ocupa desde uno a diez años de edad, predominan las actividades de exploración física, ejercicio lúdico en imitación al mundo familiar y social más próximo, búsqueda de información en el entorno más próximo e incluso en contextos más amplios.
Secuencia Gamma (Segam): Incluye desde los 11 a los 22 años, se identifica con la experiencia de los cambios, las aventuras y los riesgos propios de la pubertad, la adolescencia y la juventud.
Secuencia Delta (Sedel): Contiene desde lo 23 hasta los 40 años, es un período de plena juventud, identificado con la toma de decisiones en el plano de la pareja y la familia.
Secuencia Sigma (Sesig): Se extiende desde los 41 hasta los 70 años, constituye una etapa de experiencia plenamente adulta de afirmación, también de riesgo y temor por probables cambios
Secuencia Omega (Seom): Va desde los 71 años hasta los años que viva la persona, representa una experiencia de vida abierta a nuevas experiencias e igualmente de síntesis, que puede enfrentarse con problemas de salud y preparación para la muerte.
°   Integralidad. 
Como proceso de integralidad, la educación holística está basada en las múltiples posibilidades del conocer de acuerdo con circunstancias y condiciones específicas que en otro momento no pudieron ocurrir ni ser aprendidas.
La integralidad alude al reconocimiento de la realidad como compleja, como expresión de diversas dimensiones o caracterizaciones que en su conjunto constituyen la conformidad del evento. Los eventos se expresan de múltiples maneras porque éstos son expresión de variadas condiciones; las circunstancias se aprecian de forma heterogénea pues aluden a múltiples condiciones, factores y manifestaciones. La realidad expresa diversas dimensiones, puede ser percibida de distinta manera pero esta percepción es expresión de relaciones profundas, complejas y a veces paradójicas, en contextos dinámicos (Barrera, 2004).
La tendencia a particularizar la educación sexual en un sentido informativo, sobredimensionando los aspectos biofisiológicos que aluden a la corporeidad, los órganos sexuales internos y externos, la reproducción y la salud sexual física, por encima de las dimensiones intelectiva y volitiva, puede resultar en un fraccionamiento y fragmentación de lo humano en contradicción con la complejidad evidenciada en la totalidad y la trascendencia de la existencia humana.
Una educación que propicie la expresión integral de la sexualidad no se limitará sólo a los aspectos biofisiológico sino también a la forma de pensar, sentir, actuar, el lenguaje corporal, forma de vestirse, en síntesis debe favorecer la realización del ser humano como ser sexuado.
Desde la integralidad se debe respetar el esfuerzo desarrollado en el campo de la disciplina sexológica, como parte del complejo mundo del saber, al mismo tiempo que se reclama su congruencia ecológica, humana, social e histórica respetando la idiosincrasia de los pueblos.
°   Autoresponsabilidad.
Como acto de autoresponsabilidad, la educación holística constituye una experiencia de crecimiento humano, centrada en la autogogía, por lo tanto representa una oportunidad para que las personas participen activamente en la tarea de formarse a sí mismas.
La autogogía, según Barrera (2004), es la condición que posee cada quien para lograr su plena realización histórica y personal de acuerdo con las circunstancias de espacio-tiempo y acontecer en correspondencia con las posibilidades de cada quien, sus motivaciones, convicciones y decisiones propias en todas y cada una de las edades.
En la actividad tradicional, la educación sexual le corresponde sólo a los entes formales agrupados en la comunidad científica reconocida, las organizaciones civiles o estatales, por cuanto sólo ellos pueden garantizar la tarea de ofrecer información científica y objetiva.
Desde la perspectiva holística, toda la sociedad interviene en la tarea formativa, por consiguiente las familias fundamentalmente, así como otras organizaciones sociales deben reconocer su papel en la formación de la sexualidad que se manifiesta en cada momento de la existencia, desde antes de nacer hasta mas allá de los momentos finales.
En este orden de ideas, se requieren instituciones educativas con estructura holológica que profundicen en el conocimiento sexológico con criterio transdisciplinario, en relación sintagmática con otras disciplinas y vertientes del conocimiento, de manera tal que se pueda reconocer la naturaleza multidimensional, interrelacional y holística de la sexualidad.
Un sintagma en educación sexual constituye la integración de experiencias y saberes sexológicos, los cuales mediante un proceso relacional dan origen a una comprensión amplia, trascendente, compleja, sujeta a las relaciones y al contexto de la sexualidad.
Esto significa que una educación sexual holística integra, comprende y aprehende en un sintagma los conocimientos y experticias existentes, y genera una nueva manera de concebir la realidad, teniendo en cuenta siempre los aportes de los anteriores paradigmas, pero planteándose el nuevo conocimiento como un modelo válido hasta tanto esa manera de ver las cosas pueda ser integrada en un proceso de conocimiento, esto es, en un nuevo sintagma, en una nueva forma de efectuar la educación sexual.
A manera de Conclusión
Comprender la sexualidad como hecho de vida y parte inseparable del ser, se enfoca en una visión holística, que trata de entender a la persona total en sus dimensiones y facetas interactuantes, sin desarticular en partes aisladas aquello que funciona como una unidad.
La sexualidad, es inherente a nuestro ser total, un ser humano que trasciende a lo biológico, pero también a lo mecánico y a las relaciones sociales, la esencia de lo humano se completa y realiza en la interacción de todos sus aspectos incluida la espiritualidad, lo subjetivo, que existe como realidad concreta en la personalidad única y creadora, capaz de transformar el entorno físico y cultural y de transformarse a sí mismo en una vivencia cotidiana.
La reflexión holística implica un encuentro con el proceso vital como secuencias vividas, como procesos de procesos, como momentos caracterizados por ciertos contextos y situaciones mediante una valoración existencial y trascendental que involucra una nueva concepción de la actividad formativa en relación con la sexualidad.
La explicación de esta vivencia está contenida en la definición expresada por Barrera (Citado por Hurtado, 1998), acerca de la Holística como fenómeno psicológico y social que se orienta hacia la búsqueda de una cosmovisión del mundo basada en preceptos comunes al género humano
El proceso de la educación sexual, y no sólo de información, desde la concepción holística constituye el continuo de un mismo evento, en este caso de la sexualidad, que se expresa de diversas maneras según la edad, el contexto, momento de la historia de cada persona y de toda la sociedad en forma simultánea y progresiva en toda su complejidad.
Se trata de una actividad educativa en la que toda la sociedad y, específicamente, las familias, las instituciones educativas y de salud participan aún sin proponérselo, como una constante que se manifiesta a cada momento y, por lo tanto no puede estar sólo constreñida al programa de una asignatura o de una sola organización social con independencia del resto de actores involucrados.
Por lo tanto, no se trata sólo de formar en Trabajo Social un experto en materia sexual, sino más bien de proporcionar elementos para propiciar reflexiones en torno a diversas prácticas sexuales como complejos productos históricos abordados desde su pluralidad y su multidimensionalidad.
Se anotan como claves en este proceso reflexivo, algunos principios del pensamiento holístico aplicables a la educación sexual como: la continuidad, expresada en la secuencia holológica de los comportamientos sexuales; la integralidad, referida al carácter, multidimensional de la sexualidad; y la autoresponsabilidad, enunciada en el  derecho que tienen las personas a ser protagonistas de su propia educación sexual.
Referencias Bibliográficas
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[1] Dra.  Xiomeli Cordero Rodríguez. Psicóloga, Magíster en Orientación, Diplomada en Educación Holística, Doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad Rafael Belloso (URBE). Profesora del Programa de Formación en Salud Pública de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), sede Zulia. Dedicada a la investigación sobre Evaluación de las prácticas educativas. xiomelic@hotmail.com
[2] Mg Sc.  Xiomara Rodríguez de Cordero. Trabajadora Social, Magíster en Ciencias Mención: Educación en Sexología, Especialista en Dinámica de grupos, Doctoranda en Ciencias Humanas por la Universidad del Zulia (LUZ). Profesora de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Zulia. Dedicada a la investigación sobre trabajo social, familias y sexualidad. Investigadora de la línea: Representaciones, Actores Sociales y Espacios de Poder adscrita al Doctorado de Ciencias Humanas de LUZ. xiodecor@hotmail.com

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