Usualmente profesionales del
trabajo social y otras disciplinas del área social en Venezuela nos tropezamos
con situaciones relacionadas con la sexualidad de las personas ante las cuales
no tenemos los elementos suficientes para poder orientarlas. Reflexionando
sobre esta situación y con el objetivo de proponer un programa formativo en el
área sexual para profesionales del Trabajo Social y otras disciplinas,
realizamos un estudio documental a prácticas de educación sexual considerando
su contexto socio-histórico. Como resultado encontramos evidencias de un
sentido tradicional que alimenta dichas prácticas privilegiando una vertiente meramente
informativa. Tales evidencias nos llevan a la búsqueda de nuevos referentes
para estas prácticas educativas, entre los cuales nos proponemos examinar el
paradigma de la educación holística. Son claves en este examen algunos
principios del pensamiento holístico aplicables a la educación sexual, los
cuales presentamos como alternativa que le dé sentido a un programa de
educación sexual a ser aplicado posteriormente. Estos principios son:
continuidad, expresada en la secuencia holológica de los comportamientos
sexuales a través de la vida de las personas;
integralidad, referida al carácter, multidimensional de la sexualidad,
inherente a nuestro ser total que trasciende lo biológico, lo mecánico
valorando las relaciones sociales; y, por último, autoresponsabilidad, enunciada en el derecho de las personas a ser protagonistas de
su propia educación sexual.
Palabras Clave: Educación
sexual, educación holística, trabajo social.
Introducción
En la
práctica del Trabajo Social y otras disciplinas del área social es habitual
encontrar un conjunto de situaciones relacionadas con la sexualidad de las
personas, en el seno de familias y comunidades, frente a las cuales frecuentemente
se requieren procesos formativos para orientar tales situaciones.
Nuestra
intención es realizar una revisión de las experiencias en materia de educación
sexual en Venezuela considerando su contexto socio-histórico. Los resultados
encontrados nos llevan a la búsqueda de nuevos referentes para estas prácticas
educativas, entre los cuales nos proponemos examinar el paradigma de la
educación holística. Son claves en este examen algunos principios del
pensamiento holístico aplicables a la educación sexual, los cuales presentamos
como alternativa que le dé sentido a un programa de educación sexual a ser
aplicado posteriormente.
Algunas ideas sobre
sexualidad y sexología.
La
sexualidad es una parte orgánica del lenguaje de la vida, de su creación y
recreación inagotables, del ser y devenir de la especie humana, de cada hombre
y mujer dotados de estructuras anatómicas y de posibilidades fisiológicas para
realizar una función sexual, está ligada al placer, al descubrimiento, al
desarrollo personal, a lo interaccional, a lo lúdico, a lo comunicacional, a lo
nuevo, a la magia, a la belleza, a la naturaleza, a la creación, a la salud, al
amor (Castellanos y González, 1996).
No
obstante, la sexualidad ha estado rodeada de desinformación, mitos y tabúes los
cuales abordados desde una perspectiva crítica implican un conjunto de
significados que inundan los discursos sexuales actuando como dispositivos de
control sobre las personas mediante formas de imposición sobre sus
posibilidades corporales (Foucault, 1993).
En consecuencia, podemos entender que la sexualidad está
definida socialmente por un conjunto de reglas y normas, encargadas de dar
sentido y valor al comportamiento de las personas a sus deberes, placeres, sueños,
sentimientos y sensaciones.
Estos
aspectos orgánicos y sociales contenidos en las expresiones sexuales han sido
objeto de reciente exploración sistemática generando la aparición de una
disciplina científica denominada sexología dedicada a comprender el
funcionamiento sexual su anatomía, fisiología y su compleja dinámica
psico-social.
Los
avances obtenidos en el terreno sexológico han aportado un conjunto de saberes
acerca del sexo haciendo posible el desencadenamiento de procesos educativos
orientados a superar falsas creencias sexuales, sin embargo, aún hoy se
mantienen mitos y tabúes que predominan en tales procesos obstaculizando el
pleno desarrollo humano en esta área.
Hoy en
día las transformaciones observadas, tanto en el escenario político como en el
desenvolvimiento de las ciencias sociales proporcionan elementos para pensar en
alternativas novedosas con la finalidad de promover propuestas de cambio en los
procesos de educación sexual en Venezuela, por tal motivo, hemos iniciado una búsqueda de nuevos referentes para la educación sexual en la
sociedad venezolana resaltando los aportes de la perspectiva holística en
educación.
Hacia una comprensión socio histórica de la
Educación Sexual
Al igual
que otras prácticas sociales, la educación sexual puede encontrar su
significación en la complejidad de las relaciones sociales en las que tiene
lugar, por lo tanto, su desarrollo se corresponde con las representaciones que,
en materia sexual, constituyen el imaginario social como referencia conceptual
y fundamento motivacional de su estructuración.
En este
sentido, es posible identificar diversas concepciones según sean las premisas y
criterios que se manejen sobre la vida sexual. Desde tradicionales
orientaciones, alimentadas por mitos y
tabúes sexuales ancestrales, hasta enfoques contemporáneos asociados al
desarrollo de la sexología, como disciplina científica.
Según
Castellanos y González (1996), las corrientes tradicionales se desarrollaron en
las denominadas sociedades patriarcales, donde los moralismos y estereotipos
sexuales promovieron prácticas educativas basadas en el temor, el secreto, la
prohibición y el castigo para evitar conductas apartadas del modelo coital con
fines reproductivos.
En
consecuencia, los principales representantes de esta corriente, entre los que
se encuentra el psiquiatra alemán Krafft Ebing (1840-1902), influenciados por
los preceptos morales y valores tradicionales, explican el papel reproductor
sobre la base de las diferencias anatómicas entre hombres y mujeres. Cualquier
manifestación sexual que se salga de esta pauta, es considerada el origen de
diversas patologías causantes de conductas criminales.
Dentro
de esta misma línea se desarrollan los trabajos del psiquiatra austriaco
Sigmund Freud (1856 – 1939), quien dedica parte de sus esfuerzos a fundamentar,
como los trastornos sexuales en la infancia son la causa fundamental de las
neurosis, pero a diferencia de Krafft Ebing, no sugiere sanciones sino la
aplicación de un tratamiento para atender tales trastornos.
Por el
contrario, Havelock Ellis (1859 - 1939), médico y educador inglés, considerado
el precursor de la sexología contemporánea (Castellanos y González, 1996),
desarrolla concepciones con las que se enfrenta a las tradiciones de la época
afirmando, la existencia de una sexualidad sana vinculada a la búsqueda de
placer sin propósitos reproductivos.
Los
aportes de Ellis, conocidos a través de su obra “Estudios de psicología sexual”
publicada en siete tomos, permitieron formular una crítica a la educación
sexual tradicional orientada por el modelo reproductivo contribuyendo a
promover nuevas investigaciones con respecto a la sexualidad en diversas ramas
del saber.
En este
sentido, resaltan los estudios efectuados por antropólogos como Malinowski
(1884 – 1942), Margaret Mead (1901-78) quienes, por separado en
diferentes comunidades primitivas, demostraron que la mayoría de las conductas
sexuales son el resultado de aspectos socioculturales y no el producto de las
diferencias anatómicas entre hombre y mujer, tal como se afirmaba en el
discurso moderno de las sociedades patriarcales.
De igual
forma, destacan los aportes del biólogo y psicólogo Alfred Kinsey (1894 – 1956) con sus obras Conducta sexual del hombre (1948) y Conducta sexual de la mujer (1953) que,
basadas en las declaraciones de las
propias personas, estuvieron dedicadas a mostrar la diversidad de
comportamientos sexuales en hombres y mujeres estadounidenses desde la pubertad
hasta la senectud.
Estas
dos publicaciones de Kinsey, convulsionaron el imaginario que hasta ese momento
se tenía sobre la vida sexual, al revelar temas controversiales como la
capacidad de disfrute de la mujer a la par o más que el hombre debido a la
existencia de orgasmos femeninos múltiples, la frecuencia de las relaciones pre
y extramatrimoniales, de la masturbación, de las conductas homosexuales
incidentales o permanentes.
En este
contexto de controversia, sobresalen las investigaciones de William Masters
(1915–2001) y Virginia Johnson (1925 - ), concentrada en su obra Comportamiento Sexual Humano, un tratado
sobre fenómenos de la vida sexual donde estos autores describen la respuesta
sexual femenina y masculina de personas de diversas edades y orientaciones
sexuales sometidas a condiciones de laboratorio reportando, consecuentemente
una nueva forma de tratar las disfunciones sexuales aplicable a personas
considerando la heterogeneidad de orientaciones sexuales existentes.
Los
aportes de los investigadores señalados, plantearon una polémica para el
desarrollo de la educación sexual con respecto a la comprensión de los factores
causales de la diversidad sexual hallándose posiciones que se han considerando
antagónicas. De este modo, se encuentran los enfoques que dan explicaciones
biológicas o naturalistas, los que defienden el papel de lo socio-cultural en
la conformación de las conductas sexuales y, también, aquellos dedicados a los
aspectos psicológicos involucrados en las expresiones sexuales.
Frente a
esta polémica, que defiende posiciones unilaterales, se sitúan también
criterios integracionistas. En este orden se distinguen los estudios de genero,
en niños y adolescentes con malformaciones congénitas en sus genitales internos
y externos, llevados a cabo por el Sexólogo y Psiconeuroendocrinólogo John
Money (1947 – 2006) quien logro, junto a sus colaboradores, establecer
postulados teóricos que explican la formación y desarrollo de la sexualidad a
partir de elementos biológicos, psicológicos y sociales.
En
resumen, las concepciones planteadas por todos los autores nombrados y,
posteriormente, el desarrollo de sus tesis han contribuido a la conformación de
diferentes tendencias en educación sexual, contando desde un enfoque
tradicional, basado en la idea de la vida sexual con un propósito
exclusivamente reproductivo, hasta prácticas educativas centradas en informar
sobre diversos aspectos relativos a la diversidad de orientaciones sexuales.
Al
respecto, el cúmulo de saberes aportados por la sexología como ciencia, aún
cuando ha brindado respuestas a problemas planteados en esta área del ser
humano, también ha contribuido a inclinar las prácticas de educación sexual
hacia una función informativa.
Cono lo
señalan Lugones y otros (1999), la educación sexual no es sólo informativa,
sino también formativa, en su desenvolvimiento confluyen experiencias,
conocimientos, actitudes, creencias y representaciones. Por cuanto, forma parte
de la educación integral del individuo, no es ajena al desarrollo de su
personalidad.
Siguiendo
con estos autores, no Implica sólo la instrucción, o la información en el plano
del conocimiento o saber de las relaciones sexuales o el comportamiento
fisiológico de los órganos genitales; porque la educación sexual se dirige al
comportamiento del ser humano, n una enseñanza para el amor y la ternura
componentes importantes de la sexualidad.
Hoy en
día se requieren propuestas integradoras que conciban la sexualidad de las
personas en su relación de pareja, familiar y social; del mismo modo que
vinculen los diferentes elementos de la educación sexual, es probable que en
los aportes de la educación holística se encuentren los postulados necesarios
para lograr este cometido (Parra y Hernández, 1995).
Acerca de la educación sexual en Venezuela
Algunos
esfuerzos por ocuparse de la educación sexual en Venezuela, han estado
encaminados a confrontar la desinformación sobre este tema y, también como
respuesta que permita la prevención de graves problemas de salud pública
vinculados con infecciones de transmisión sexual, especialmente lo relacionado
con el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), abortos, y embarazos en
adolescentes, entre otros.
Inicialmente
Organizaciones no Gubernamentales, tales como: la Asociación Venezolana para
una Educación Sexual Alternativa (AVESA), Asociación Venezolana de Orientación
familiar y Sexual (AVOFYS), la Sociedad Venezolana de Sexología Médica (SVSM),
la Sociedad Venezolana de Psicología Sexológica (SOVEPSEX), la Sociedad
Venezolana de Orientadores en Sexología (SOVOS), entre otras se ocuparon de
promover y desarrollar programas de educación sexual de carácter informativo y
formativo en su mayoría en niveles no escolarizados de la población venezolana
(Hernández, 1995).
Igualmente
en los planes y programas del Ministerio de Sanidad hoy Ministerio del poder
popular para la salud se ha contemplado en los Centros de Salud, ambulatorios y
hospitalarios el diseño y ejecución de programas de información sexual,
dirigidos a mujeres embarazadas y sobre todo adolescentes atendidas en tales
instituciones, a través de charlas y talleres dedicados a brindar información
científica sobre aspectos anatómicos y fisiológicos de la sexualidad
humana.
También
el Ministerio de Educación, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud
y la Organización Panamericana de la Salud, se ha ocupado de esta materia, al
incluir la educación sexual como componente de la Educación Básica en
asignaturas como Educación para la Salud.
Según
Ramírez (1998), los temas tratados, en esta asignatura, varían según se trate
del período en el cual se encuentren los estudiantes de la etapa 1ª, 2ª o 3ª,
que corresponda con sus propias necesidades de información, ya sean niños o
adolescentes.
En la 1º
etapa, correspondiente a los tres primeros años de la Educación Básica, la
información sexual está centrada en proporcionar a los niños los elementos que
configuren su identidad, así como, preservar su salud física y mental.
En la
segunda, específicamente en el sexto grado, los temas que se desarrollan están
relacionados con el período de la adolescencia, específicamente los cambios
corporales que corresponden con este período de transición.
Por
último, en el octavo grado, perteneciente a la tercera etapa, los objetivos
tratados por la asignatura Educación para la Salud están referidos a: órganos
reproductivos, métodos anticonceptivos, enfermedades de Transmisión sexual,
aborto y función sexual.
Un
denominador común en todas estas iniciativas gubernamentales y no
gubernamentales que han estado dedicadas al fomento de la educación sexual, ha
sido el predominio de la labor informativa, esto es, la transmisión de
información dirigida al plano intelectual, al conocimiento.
En este
sentido, es conveniente aclarar que la información sexual se diferencia de la
educación sexual porque esta última permite llegar a la comprensión y
significación del sentido de la sexualidad, involucra una reflexión sobre las
consecuencias e implicaciones de su accionar (Ramírez, 1998).
A esta
discusión se unen los aportes de diversos investigadores venezolanos como:
Felipe
Carrera Damas, quien entre los años 1986 – 89 publicó tres manuales de
educación sexual, como complemento teórico dirigido a orientar a los docentes
de la primera, segunda y tercera etapa de Educación Básica, sobre la
información científica necesaria para cumplir con los objetivos exigidos en el
Programa de Educación para la Salud (Ramírez, 1998).
Fernando
Bianco, quien desde 1972 hasta la actualidad desarrolla una labor formativa y
de investigación científica en el área de la sexología, a través del Centro de
Investigaciones Psiquiatritas, Psicológicas y Sexológicas de Venezuela. Su
labor se ha concretado en la creación y funcionamiento de dos programas de
postgrado a nivel de Maestría, uno en Sexología Médica y el otro en Orientación
en Sexología; igualmente, en la edición y publicación de diversos libros y
revistas sobre este tema.
Rubén
Hernández y Aminta Parra, quienes desde 1978 hasta la fecha, desarrollan un
evento que se ha denominado Simposium Internacional de Educación Sexual, del
cual hasta la fecha se han efectuado quince simposios y se encuentra en
preparación el número XVI, dedicado a tratar el comportamiento sexual en sus
dimensiones biológicas, psicológicas, socioculturales, espirituales,
religiosas, éticas, económicas y políticas entre otras en la búsqueda de una
explicación científica y humanística de la sexualidad.
Estos
investigadores de la educación sexual en Venezuela cada uno desde su perspectiva
de investigación coinciden en plantear, como las proposiciones de educación
sexual surgen desvinculadas a la realidad de la población, copiando modelos de
programas que han probado ser efectivos o no fuera de estas latitudes
articulando esfuerzos de carácter informativo.
En este
sentido, la tendencia ha mostrado programas restringidos a la prevención de
enfermedades de transmisión sexual y/o planificación familiar, sin considerar
otros elementos que interactúan dinámicamente en la sexualidad del ser humano a
lo largo de su ciclo vital.
Específicamente
en el ámbito de la formación universitaria en Trabajo Social, el tema de
educación sexual sigue la misma tendencia informativa observada en general.
Además las unidades curriculares dedicadas a esta materia han sido en su
mayoría asignaturas electivas.
En
síntesis, aún cuando se han hecho avances en el área, la educación sexual,
ha estado dirigida en Venezuela, por iniciativas muchas veces aisladas,
enmarcadas en programas informativos, preventivos, de asesoramiento y otros
formativos en los cuales su impacto, alcance, permanencia y pertinencia son
variados y limitados en función a continuidad.
Aunado a
lo anterior, el giro radical en la política venezolana desde 1999 cuando se
asume una visión integral de la salud, plantea la necesidad de reflexionar
desde diversas la perspectiva de la educación holística algunos elementos que
permitan esbozar alternativas orientadoras de educación sexual.
El paradigma holístico en educación
El
término holismo fue divulgada por el sudafricano Jan Smuts (1870 – 1950), es
una palabra proveniente del griego holos, que significa todo, entero. En este
sentido, el paradigma holístico conceptualiza la realidad como un todo con una
visión integral.
Según
Nava (1999), el advenimiento de la orientación holística en la educación
constituye un movimiento heterogéneo, integrado por diferentes propuestas entre
las que concurren principalmente tres perspectivas: la primera encarnada por la
filosofía perenne fundamentada por el poeta inglés Aldous Huxley (1894-1963).
Continuando
con Nava (1999), la segunda de las tres perspectivas está representada por los
desarrollos de la llamada nueva ciencia representada por los trabajos de Karl
Pribram sobre el paradigma holográfico, así como la teoría de la totalidad y
el orden
de David Bhom. La tercera estaría presente a través de los
aportes en el campo de la pedagogía por autores que como Montesori propugnan
por el respeto a la autonomía y la autoresponsabilidad.
En este
orden de ideas, la educación holística puede ser concebida como una
continuidad, al reconocer la ilación antropológica que entraña el desarrollo
creativo del ser humano, también como proceso de integralidad que supera la
visión fragmentaria del conocer y, sobre todo como acto de autoresponsabilidad,
basado en la toma de decisión de asumir disciplinadamente la tarea de educarse
a sí mismo (Barrera, 2004).
De
acuerdo con este autor, los principios fundamentales de educación holística
son: Cotinuidad, Integralidad y Autoresponsabilidad
°
Continuidad.
Desde el
que se concibe la educación en su continuidad, sustentando la actividad en el
aquí y el ahora, sin abandonar el sentido de proyección y trascendencia que
implica el vivir de cada quien, inserto en el espacio y el tiempo que le corresponde,
en el devenir de la humanidad con su dimensión histórica y trascendente.
Para
acceder a la comprensión de esta continuidad en el devenir humano, Barrera
(2004), plantea los principios de progresión y de simultaneidad, que implican
respectivamente reconocer el ser en su acontecer, y la expresión de la vivencia
vivida según el momento histórico incluyendo tanto el tiempo presente como los
tiempos pasado y futuro.
A tal
efecto, existe una semejanza entre la secuencia de la didáctica holística con el
proceso de adquisición del conocimiento expresado en el Ciclo Holístico de la
didáctica y del aprendizaje (Barrera, 2004). En este ciclo los momentos de
explorar, describir, analizar, comparar, explicar, predecir, proyectar,
modificar, confirmar y evaluar suceden en todo momento pero cada uno
corresponde a un momento específico de la actividad educativa.
En su
concepción tradicional, la educación sexual mantiene una versión mecanicista y
generacional, a partir de la cual, se atiende a cada quien según el momento que
le corresponde vivir en desconexión con sus experiencias pasadas, presentes y
futuras.
Tal
secuencia mecanicista es contradictoria con el proceso permanente de la vida
sexual que cada quien vive, desde la hologogía, por el contrario se devela la
continuidad de la vida, propugnando la formación permanente con proyección y
trascendencia sin descuidar el aquí y el ahora de las distintas edades.
Una
concepción holológica debe considerar una secuencia educativa que comprenda la
sexualidad humana en su percepción mas amplia, capaz de atender a cada quien en
su realidad actual, según su edad pero también, como ser en evolución constante
con pasado, presente y futuro.
Para
Barrera (2001) La sucesión
holológica en educación sexual sugiere las mismas secuencias de la educación
holística, a saber: Alfa (Seal); Beta (Sebe); Gamma (Segam); Delta (Sedel);
Sigma (Sesig); y Omega (Seom).
La
secuencia es la siguiente tal como lo plantea este autor:
Secuencia
Alfa (Seal): Abarca desde antes de nacer hasta el primer año de vida,
corresponde desde las vivencias del encuentro de la pareja, el momento de la
concepción, el proceso de embarazo, la preparación para el parto, la actividad
familiar ante la llegada de un nuevo ser, seguimiento hasta el primer año.
Secuencia
Beta (Sebe): Ocupa desde uno a diez años de edad, predominan las actividades de
exploración física, ejercicio lúdico en imitación al mundo familiar y social
más próximo, búsqueda de información en el entorno más próximo e incluso en
contextos más amplios.
Secuencia
Gamma (Segam): Incluye desde los 11 a los 22 años, se identifica con la
experiencia de los cambios, las aventuras y los riesgos propios de la pubertad,
la adolescencia y la juventud.
Secuencia
Delta (Sedel): Contiene desde lo 23 hasta los 40 años, es un período de plena
juventud, identificado con la toma de decisiones en el plano de la pareja y la
familia.
Secuencia
Sigma (Sesig): Se extiende desde los 41 hasta los 70 años, constituye una etapa
de experiencia plenamente adulta de afirmación, también de riesgo y temor por
probables cambios
Secuencia
Omega (Seom): Va desde los 71 años hasta los años que viva la persona,
representa una experiencia de vida abierta a nuevas experiencias e igualmente
de síntesis, que puede enfrentarse con problemas de salud y preparación para la
muerte.
°
Integralidad.
Como
proceso de integralidad, la educación holística está basada en las múltiples
posibilidades del conocer de acuerdo con circunstancias y condiciones
específicas que en otro momento no pudieron ocurrir ni ser aprendidas.
La
integralidad alude al reconocimiento de la realidad como compleja, como
expresión de diversas dimensiones o caracterizaciones que en su conjunto
constituyen la conformidad del evento. Los eventos se expresan de múltiples
maneras porque éstos son expresión de variadas condiciones; las circunstancias
se aprecian de forma heterogénea pues aluden a múltiples condiciones, factores
y manifestaciones. La realidad expresa diversas dimensiones, puede ser
percibida de distinta manera pero esta percepción es expresión de relaciones
profundas, complejas y a veces paradójicas, en contextos dinámicos (Barrera,
2004).
La
tendencia a particularizar la educación sexual en un sentido informativo,
sobredimensionando los aspectos biofisiológicos que aluden a la corporeidad,
los órganos sexuales internos y externos, la reproducción y la salud sexual
física, por encima de las dimensiones intelectiva y volitiva, puede resultar en
un fraccionamiento y fragmentación de lo humano en contradicción con la complejidad
evidenciada en la totalidad y la trascendencia de la existencia humana.
Una
educación que propicie la expresión integral de la sexualidad no se limitará
sólo a los aspectos biofisiológico sino también a la forma de pensar, sentir,
actuar, el lenguaje corporal, forma de vestirse, en síntesis debe favorecer la
realización del ser humano como ser sexuado.
Desde la
integralidad se debe respetar el esfuerzo desarrollado en el campo de la
disciplina sexológica, como parte del complejo mundo del saber, al mismo tiempo
que se reclama su congruencia ecológica, humana, social e histórica respetando
la idiosincrasia de los pueblos.
°
Autoresponsabilidad.
Como
acto de autoresponsabilidad, la educación holística constituye una experiencia
de crecimiento humano, centrada en la autogogía, por lo tanto representa una
oportunidad para que las personas participen activamente en la tarea de
formarse a sí mismas.
La
autogogía, según Barrera (2004), es la condición que posee cada quien para
lograr su plena realización histórica y personal de acuerdo con las
circunstancias de espacio-tiempo y acontecer en correspondencia con las
posibilidades de cada quien, sus motivaciones, convicciones y decisiones
propias en todas y cada una de las edades.
En la
actividad tradicional, la educación sexual le corresponde sólo a los entes
formales agrupados en la comunidad científica reconocida, las organizaciones
civiles o estatales, por cuanto sólo ellos pueden garantizar la tarea de
ofrecer información científica y objetiva.
Desde la
perspectiva holística, toda la sociedad interviene en la tarea formativa, por
consiguiente las familias fundamentalmente, así como otras organizaciones
sociales deben reconocer su papel en la formación de la sexualidad que se
manifiesta en cada momento de la existencia, desde antes de nacer hasta mas
allá de los momentos finales.
En este
orden de ideas, se requieren instituciones educativas con estructura holológica
que profundicen en el conocimiento sexológico con criterio transdisciplinario,
en relación sintagmática con otras disciplinas y vertientes del conocimiento,
de manera tal que se pueda reconocer la naturaleza multidimensional,
interrelacional y holística de la sexualidad.
Un
sintagma en educación sexual constituye la integración de experiencias y saberes
sexológicos, los cuales mediante un proceso relacional dan origen a una
comprensión amplia, trascendente, compleja, sujeta a las relaciones y al
contexto de la sexualidad.
Esto
significa que una educación sexual holística integra, comprende y aprehende en
un sintagma los conocimientos y experticias existentes, y genera una nueva
manera de concebir la realidad, teniendo en cuenta siempre los aportes de los
anteriores paradigmas, pero planteándose el nuevo conocimiento como un modelo
válido hasta tanto esa manera de ver las cosas pueda ser integrada en un
proceso de conocimiento, esto es, en un nuevo sintagma, en una nueva forma de
efectuar la educación sexual.
A
manera de Conclusión
Comprender la sexualidad como hecho de vida y parte
inseparable del ser, se enfoca en una visión holística, que trata de entender a
la persona total en sus dimensiones y facetas interactuantes, sin desarticular
en partes aisladas aquello que funciona como una unidad.
La sexualidad, es inherente a nuestro ser total, un ser
humano que trasciende a lo biológico, pero también a lo mecánico y a las
relaciones sociales, la esencia de lo humano se completa y realiza en la
interacción de todos sus aspectos incluida la espiritualidad, lo subjetivo, que
existe como realidad concreta en la personalidad única y creadora, capaz de
transformar el entorno físico y cultural y de transformarse a sí mismo en una
vivencia cotidiana.
La reflexión holística implica un encuentro con el proceso
vital como secuencias vividas, como procesos de procesos, como momentos
caracterizados por ciertos contextos y situaciones mediante una valoración
existencial y trascendental que involucra una nueva concepción de la actividad
formativa en relación con la sexualidad.
La explicación de esta vivencia está contenida en la
definición expresada por Barrera (Citado por Hurtado, 1998), acerca de la
Holística como fenómeno psicológico y social que se orienta hacia la búsqueda
de una cosmovisión del mundo basada en preceptos comunes al género humano
El proceso de la educación sexual, y no sólo de
información, desde la concepción holística constituye el continuo de un mismo
evento, en este caso de la sexualidad, que se expresa de diversas maneras según
la edad, el contexto, momento de la historia de cada persona y de toda la sociedad
en forma simultánea y progresiva en toda su complejidad.
Se trata de una actividad educativa en la que toda la
sociedad y, específicamente, las familias, las instituciones educativas y de
salud participan aún sin proponérselo, como una constante que se manifiesta a
cada momento y, por lo tanto no puede estar sólo constreñida al programa de una
asignatura o de una sola organización social con independencia del resto de
actores involucrados.
Por lo tanto, no se trata sólo de formar en Trabajo Social un
experto en materia sexual, sino más bien de proporcionar elementos para
propiciar reflexiones en torno a diversas prácticas sexuales como complejos productos
históricos abordados desde su pluralidad y su multidimensionalidad.
Se anotan como claves en este proceso reflexivo, algunos
principios del pensamiento holístico aplicables a la educación sexual como: la
continuidad, expresada en la secuencia holológica de los comportamientos
sexuales; la integralidad, referida al carácter, multidimensional de la sexualidad;
y la autoresponsabilidad, enunciada en el derecho que tienen las personas a ser
protagonistas de su propia educación sexual.
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[1] Dra. Xiomeli Cordero Rodríguez. Psicóloga,
Magíster en Orientación, Diplomada en Educación Holística, Doctora en Ciencias
de la Educación por la Universidad Rafael Belloso (URBE). Profesora del
Programa de Formación en Salud Pública de la Universidad Bolivariana de
Venezuela (UBV), sede Zulia. Dedicada a la investigación sobre Evaluación de
las prácticas educativas. xiomelic@hotmail.com
[2] Mg Sc. Xiomara Rodríguez de Cordero. Trabajadora Social,
Magíster en Ciencias Mención: Educación en Sexología, Especialista en Dinámica
de grupos, Doctoranda en Ciencias Humanas por la Universidad del Zulia (LUZ).
Profesora de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad del Zulia. Dedicada
a la investigación sobre trabajo social, familias y sexualidad. Investigadora
de la línea: Representaciones, Actores Sociales y Espacios de Poder adscrita al
Doctorado de Ciencias Humanas de LUZ. xiodecor@hotmail.com
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